Siempre regreso feliz de mis viajes, porque vuelvo; y triste, porque regreso. Después los guardo en este escondite; para que no se pierdan, para que nunca terminen.

lunes, 25 de enero de 2010

El día de San Sebastián

El Solitario




Todos los años, el 20 de enero, como un trocito de txistorra y lo riego con un vaso de txakoli. Es mi manera de celebrar, en la distancia, la tamboreada donostiarra, aquella a la que siempre asistía cuando, tiempo atrás, paseaba mi juventud por tierras guipuzcoanas.
Pero este año era distinto; esperaba ansioso que el calendario señalara el día 20 de enero dado que estaba anunciada la visita al archipiélago de un “amigo solitario”, al que conozco desde hace un par de años, al que aún no conocía hasta el día de San Sebastián.
Al principio de los tiempos le “robé” un viaje, el de la Península en cuatro días. Después le dejé plantado en una cafetería junto a su señora, un roadbook que me había preparado con mimo y un abrazo que nos habíamos prometido. Tiempo después le envié una camiseta “asultanada” y era dos tallas más pequeña de la que necesitaba (o él dos tallas más grande, no sé bien).
Aún así me tiene gran aprecio. Aunque pareciera otra cosa, gran respeto y admiración le guardo yo cuando leo y releo sus gestas.
Llegó y, durante unas horas, dejamos de ser moteros solitarios. Nos dimos aquel abrazo con dos años de retraso y debatimos sobre las ventajas de rodar sin compañía, aprendí sobre el tráfico de Atenas o los lagos de Finlandia, hablamos de cátaros, Andorra o Menorca, me explicó qué significa la T de su RT… el fútbol que se ve en Turquía, me lo contó´; las chocolatinas que come en sus viajes, me lo contó; lo intranquila que se queda, me lo contó; que al libro le quedan dos páginas, que odia las mangas que flanean, que tenemos pendiente una ruta a una antigua fábrica, me lo contó, me lo contó y me lo contó.
Más tarde nos despedimos y le devolví su identidad de "motero solitario". No me queda otra, amigo Gabriel, que agradecerte tu visita. Prometo devolverla y no dejaros plantados otra vez.

Al acostarme, el día de San Sebastián, me di cuenta de que este año, además de la txistorra y el txakoli, de postre había comido tarta.


1 comentario:

  1. Te escribo esto desde la soledad de una habitación de hotel. Como ves mi seudonimo no solo es motero, mi trabajo me mantiene en este estado. Pero en ocasiones como la del día de San Sabastián merece la pena romper con ese status.

    La proxima foto comi RT de fondo....

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