Siempre regreso feliz de mis viajes, porque vuelvo; y triste, porque regreso. Después los guardo en este escondite; para que no se pierdan, para que nunca terminen.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El Lago de las Tres Mentiras





El lago de Ginebra es un lago “mentiroso”. Esta noche, como no puedo dormir, me levanto y observo desde la ventana de la cabaña este pacífico lago rodeado de cumbres alpinas por todos los costados. La noche es tranquila. El silencio estremece. A pesar de haber estado nevando durante todo el día hace un rato que ya no lo hace y el cielo, ahora, está estrellado. Muy estrellado. Hay casi un metro de nieve a ambos lados de la carretera.





Llegar hasta aquí desde Interlaken con las motos nos ha costado un gran esfuerzo por la nieve acumulada durante toda la jornada. De los dos puertos de montaña que debíamos ascender el segundo ha estado a punto de vencernos. Pero no ha podido.
Llegar al Lago ha sido tranquilizador, como si al arribar hubiéramos alcanzado la paz.



A pocos kilómetros de aquí, en Montreux, se encuentra el castillo de Chillon, a donde Sissi, quien fuera emperatriz de Austria, acostumbraba a venir a refugiarse largas temporadas huyendo de la corte, para pasear a orillas del lago y empaparse de su apacibilidad. Huía de las convenciones sociales y las hipocresías de palacio. Se escapaba de la mentira que le obligaron a vivir.






A muy pocos kilómetros de allí, el grupo musical Queen vino a grabar su disco “Jazz” y el genial Freddie Mercury (vividor de la vida, cantante de canciones) quedó tan fascinado del lugar que eligió la localidad como su segunda residencia. Decía que junto al Lago podía encontrar “la paz del alma”. Y se escapaba de tanta mentira que le rodeaba.





Siguiendo la orilla en el otro sentido se encuentra Vevey, lugar elegido por Charlie Chaplin para terminar sus días. La crítica social que caracterizaba su obra no era bienvenida por las autoridades de Estados Unidos, en donde vivía y a donde no le dejaron regresar después de un viaje por Europa. Y acudió a orillas del Lago a refugiarse de tanta mentira social.






Entre tantas mentiras de las que huía gente famosa y no tan famosa me doy cuenta de que el lago de Ginebra no se llama así. Aquí Ginebra es Geneve, así que en todo caso sería el lago de Geneve. Pero tampoco es el lago de Geneve aunque Geneve sí está en la orilla. El lago de Ginebra o Geneve, en realidad, es el Lago de Leman. Y por si fuera poco el lago ni siquiera es de ginebra. Es de agua. Ni de Ginebra, ni de Geneve, ni de ginebra… ¡mentiroso!







Esta noche estrellada y tranquila a orillas de este lago rodeado de mentiras me ha dado por recordar a una rubia maravillosa que conocí hace algún tiempo; una rubia que me mintió en tres ocasiones: al principio, cuando decía que no me quería, me adoraba. Ahora que dice que me adora, yo sé que no me quiere. Y además, un día descubrí que… ¡no era rubia!
Pero a pesar de las tres mentiras, esta noche en la que no puedo dormir, esta noche en la que el silencio estremece, esta noche en la que se respira “la paz del alma”, me doy cuenta de que… es un lago hermoso.



NOTA: Confieso que es mentira: nunca he pasado una noche en una cabaña del Lago.



5 comentarios:

  1. Espero que el resto de la entrada se ajuste a algún tipo de realidad...

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  2. Buenas McBauman, me tienes enganchado con tus viajes. Algún día volveré al mundo de las GS y no descarto coincidir contigo en algún viaje por algún rincón de Europa.

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  3. .
    Hahahahahahaaaaaaa...

    ... "NO me gustan" tus relatos!

    (Otra mentira, mentiroso)

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