En ocasiones, en algunas ocasiones, recibo algún mensaje de alguien que pasando por algún lugar o al vivir alguna situación peculiar, se ha acordado de algún capítulo de los que, con mayor o menor fortuna, "escondo" por aquí.
No me sorprende cuando se trata de algún amigo mío. Yo sé que aparezco por su memoria, junto a mis ancestros, cada vez que se ven envueltos en algún "por aquí no era" o siempre que sus señoras llegan a casa con un perfume de varón. Ah, se siente.
Pero, en otras ocasiones, se trata de gente a la que no conozco personalmente. Y me cuentan que tal o cual relato les ha inspirado para ir a conocer alguna carretera o cualquier otro rincón más o menos recordado por mí... me sorprenden con que tal o cual fotografía les ha impulsado para hacer ellos otra parecida (generalmente más chula que la mía)... o me atiborran a preguntas sobre qué llevaba puesto en tal o cual viaje (todavía aguantan las botas, Javi).
Por mi buzón de correo han pasado gasolineras, atardeceres, señales de tráfico, trajes, islas, acantilados, flores, túneles, puentes, cabos, faros, sombras, gafas de espejo, charcos, cruces, espejos, camareras, tartas de frambuesa, pegatinas, risas, mezquitas, puertos alpinos, hoteles, rutas, expresiones y mojones.
Y cada vez que llega alguno de estos mensajes con algún momento evocado por este humilde escribiente, fluye la inspiración e imagino otras fotografías en otros kilómetros...
Por eso, en ocasiones, en algunas ocasiones, cuando recibo algún mensaje de alguien que pasando por algún lugar o al vivir alguna situación peculiar, se ha acordado de algún capítulo de los que, con mayor o menor fortuna, "escondo" por aquí, sonrío...
... porque la evocación de los momentos evocadores, mola.