Siempre regreso feliz de mis viajes, porque vuelvo; y triste, porque regreso. Después los guardo en este escondite; para que no se pierdan, para que nunca terminen.

jueves, 14 de abril de 2011

Un lugar maravilloso



Algunas tardes paso horas y horas mirando cómo el ratoncito juega con las bravas olas del mar Cantábrico. Se acerca, mete el hocico bajo el agua, y escapa corriendo hacia atrás. Luego vuelve a acercarse… y a retroceder. Acercarse y retroceder… Y pasa así jornadas enteras, ajeno a que todo el mundo le observa. 







Cuentan que, hace siglos, el ratón no tenía cola y estaba rodeado por el mar, aislado. Pero los habitantes de Guetaria pronto le hicieron una artificial, temerosos de que algún día un golpe de mar se llevara para siempre al “sagutxu”

Dicen que, hace poco más de cien años, las ballenas se acercaban a jugar con el ratón y que, por eso, figura una en el escudo de la localidad.

Creen que, los piratas, cuando se acercaban a la costa, nunca veían Guetaria porque el ratón la ocultaba con su cuerpo y marchaban en pos de aventuras en otro puerto.

Aseguran que, un día Juan Sebastián Elcano izó las velas de su nave y surcó los mares en busca de otro ratón que le hiciera compañía. Ninguno encontró pero se lió y terminó siendo el primero en dar la vuelta al mundo. O en contarlo al menos.
…la vuelta al mundo…









Y si te subes a él, ves a la izquierda hasta el cabo Machichaco. Y si miras desde él, ves a la derecha hasta el faro de Biarriz. Y si te asomas desde él, ves al frente la inmensidad de cielo y mar.
Algunos lo utilizan para espiar dónde faenan los pescadores de chipirones. Luego basta con averiguar si la jornada ha sido satisfactoria o no, luego basta con volver a puerto con cara de poker.









Pero, aunque no me creas, conozco a quien, sin duda con mucha imaginación, afirma que aquella mole no es roedor, sino monte, el de San Antón, dice. E insiste en que las orejas no son tales, sino faro que guía en la oscuridad… Cuando lo escucho, asustado, arranco mi moto y acudo a aquella curva, a aquel maravilloso lugar, rodeado de uvas que pronto serán txakolí, donde paso horas y horas mirando cómo el ratón juega con las ballenas y los chipirones, con Elcano y los piratas, con su cola y con las olas del mar… metiendo el hocico bajo el agua y corriendo hacia atrás… sabiendo que le observo… y sonrío.

Ahora, miénteme y dime que no es un ratón.




5 comentarios:

  1. sublime... como siempre.
    La última foto me encanta.

    Saludos

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  2. Quiza pronto caiga otra vez el norte...os leo y me dan ganas de llenar tres depositos seguidos...hace demasiado tiempo.

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  3. Fantástico como siempre Fernando ;-)

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  4. Tal vez, solo tal vez, el escudo del Sultán debería incorporar un ratón...

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  5. Bueno que sepas que me quedé esperando...pero el leerte me sigue acercando a ti,buen hombre.

    Fabuloso ,como siempre.

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